Página 16 - camionero

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15
Mayo 2015
Actualidad
D
ías después del mazazo que significó
para sus 14.000 habitantes la tragedia
del aluvión, la comunidad de Chañaral
se puso a trabajar con los medios
disponibles en ese momento y después con los que
fueron llegando, y así empezar a superar el principal
problema: el barro. El daño mayor se produjo al
desbordarse el alud por el cauce seco del río Salado,
de tal manera que el torrente arrasó todo lo que
estaba a su paso a través de la parte de la ciudad
estructurada en la Ruta 5 Norte.
Los equipos de emergencia del gobierno, muni-
cipalidad, sector privado y otras entidades
empezaron a desplegarse apenas se pudo ingresar
a la vasta explanada ahora recubierta de desechos,
lodo y partes de vehículos arrastrados por las aguas.
En este trabajo fue vital la colaboración de los
camioneros de Chañaral, que siguen prestando hasta
el día de hoy. Una buena parte de los transportistas
pertenece a la Asociación de Dueños de Camiones de
Chañaral, cuyo presidente, don Jorge Ibarra, explica
que se tuvo que empezar las faenas de remoción de
escombros en las más difíciles circunstancias.
“En primer lugar, porque nuestros socios se vieron
afectados. Hay mucho camión y remolque que fue
sepultado por el aluvión; también porque el agua
potable se perdió completamente y se ha debido
depender solamente de camiones cisternas y agua
envasada que llega desde afuera. Luego, el despeje
se ha hecho desde las áreas menos peligrosas, donde
pueden entrar las retroexcavadoras y cargar los
camiones. Es algo lento y difícil, pero en eso nosotros
hemos puesto el mejor ánimo para enfrentar esta
adversidad, al igual que toda la comunidad”, señala
Ibarra.
La situación de Copiapó ha sido algo distinta. En
el caso de la capital regional, el río Copiapó, que
no llevaba agua desde hace 13 años, se desbordó
arrojando millones de metros cúbicos de lodo en
toda la ciudad. Sin embargo, el material no alcanzó
una altura promedio tan alta como para tapar la
mayoría de las construcciones. Luego de semanas
de incesante trabajo para retirar los escombros y
volver a poner en marcha la ciudad, se comprobó que
el problema principal era de tipo medioambiental,
por el polvo en suspensión, que obligó a imponer
restricción vehicular. Además, Copiapó tiene la
dificultad de ser una ciudad importante, con casi
200.000 habitantes y centro de servicios mineros,
con lo cual se impuso una severa limitación a la
economía de la Tercera Región. En la recuperación
de la ciudad también ha sido importante y valiosa la colaboración de los
camioneros, para ir sacando el lodo y despejar las calles.
Es de destacar la valiosa y esforzada colaboración que en todas las ciudades
afectadas, pero especialmente en Chañaral, desplegaron desde el primer
momento Carabineros, Ejército, Armada, Infantería de Marina, Fuerza
Aérea, PDI, Bomberos, organizaciones de voluntariado y animalistas, estos
últimos a cargo del cuidado y alimentación de miles de mascotas cuya
pérdida de amos y hogares los hacía correr el riesgo de pasar al estado
silvestre.