5
Mayo 2015
Editorial
Juan Araya Jofré
Presidente Nacional CNDC
Un año
complejo
2015 ha golpeado duramente a Chile y a los camioneros.
Los desastres climáticos en el Norte, que afectaron
especialmente a la Tercera Región de Atacama, pero que
también se descargaron con violencia en localidades de
las regiones de Antofagasta y Coquimbo, conmocionaron
al país por la enorme magnitud de los daños, con miles
de viviendas, industrias, faenas y comercios destruidos.
Una gran cadena solidaria ha ayudado a mitigar la aflictiva
condición en que quedaron los damnificados, cadena que
se mantiene y que los camioneros seguiremos integrando,
porque los efectos del desastre se prolongarán durante
muchos meses.
A lo anterior se suma la violenta erupción del volcán
Calbuco en el Sur, donde los principales afectados son
agricultores y ganaderos, pero con fuerte impacto en
actividades de servicio y turísticas. Como si todo esto no
bastara, hay que considerar que gran parte del territorio
padece una sequía que se prolonga cinco años, con todas las
consecuencias que gatilla la escasez hídrica. Proyecciones
realistas coinciden en que Chile puede haber entrado en
una etapa de cambio climático en que las sequías serían la
característica dominante, algo que ya percibe la población
en general.
En otro orden, el país además vive un momento complejo
en el quehacer económico, producto de una combinación
de factores internos y externos, expectativas poco claras
y proyecciones adversas en distintos campos. Existen
algunos tímidos “brotes verdes” en determinados rubros,
pero que distan aún de ser una primavera en forma. Todo
indica que el país crecerá entre un 2,5 y un 3 por ciento,
cifras alejadas del potencial real que está por sobre el 5 %.
Los camioneros hemos sentido el frenazo porque somos
el barómetro de la economía. Si todo lo que se produce y
consume en algún punto de la cadena es transportado en
camión, es posible tener la perspectiva de lo que sucede.
El escenario del año actual es complicado porque dentro
del cuadro de incertidumbres, lo que más preocupa es la
postergación de proyectos importantes, especialmente en
las áreas minera y de servicios, que movilizan muchos
camiones. Eso impide que nuestro sector se reactive
y trabaje con tarifas adecuadas. En tal contexto, es
importante que el transportista evalúe bien la marcha de
su negocio. Que se informe bien antes de tomar decisiones
en su negocio, que compare precios y tasas de interés en
caso de hacer inversiones.
Al final del día, lo que cuenta es que los períodos
económicos son ciclos. Hoy estamos en uno de baja, pero
hay que salir adelante, porque cuando mejore la actividad y
el país empiece a crecer más y a mayor velocidad - algo que
sucederá sin duda -, el transporte debe seguir su trabajo.
Al respecto, hay un desafío enorme que aguarda a nuestro
rubro en el Norte, en la zona destruida por los aluviones,
no sólo para ayudar a la gente a salir de la emergencia,
sino también en la tarea de la reconstrucción.