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7
Mayo 2015
Actualidad
H
asta la madrugada del martes 23 de marzo,
Chañaral era una localidad de unos 14.000
habitantes ubicada en el kilómetro 975
de la Ruta 5 Norte, a orillas del océano
Pacífico, en la Tercera Región, casi en el límite con
la de Antofagasta. Un pueblo de mucho comercio
pequeño, talleres mecánicos, vulcanizaciones,
hosterías y posadas, que vivía del tránsito proveniente
del sur y del norte, principalmente dedicado al
transporte de materiales e insumos mineros. Chañaral
se distinguía por su incesante actividad camionera
y la carretera 5 que cruzaba la ciudad vecina al
cauce seco del río Salado dependía casi en un 90
por ciento del transporte. Pese a ser ciudad pequeña,
tenía bastante movimiento y el ir y venir de buses,
camiones y vehículos menores era constante. Incluso
en fecha reciente, se había inaugurado la nueva sede
de la asociación local de dueños de camiones, que por
milagro salvó del desastre.
Ese tranquilo aunque dinámico estilo de vida terminó
el 23 de marzo cuando el aluvión que arrastró el río
Salado convirtió la ciudad en un fantasmagórico
campo de lodo, con la destrucción completa de
viviendas, talleres, hoteles, locales comerciales,
bencineras, camiones, remolques, buses, tolvas
y todo lo que encontró a su paso el alud de agua
mezclada con piedras, arena, chusca y todo tipo de
desechos que arrastró desde decenas de kilómetros
desierto arriba por una empinada pendiente. Hasta
ahora no se tiene certeza de los muertos sepultados
en el barro que en algunas partes sobrepasó los dos
metros de altura. En su descontrolada carrera hacia
el mar, el aluvión dividió la ciudad en dos, sepultó la
Ruta 5 Norte y cambió la geografía del lugar después
de descargar más de 35 millones de metros cúbicos
de barro.
Revista del Camionero estuvo en la ciudad arrasada.
Fuimos parte de un operativo solidario de la
Confederación de Dueños de Camiones de Chile, que
llevó insumos imprescindibles tanto a personas como
a mascotas, estas últimas desamparadas por la pérdida
de los hogares de sus dueños. Buscamos reflejar en
las imágenes a continuación toda la destrucción,
que se hace más patente al comparar la vida anterior
de esta ciudad con la triste realidad actual. Nuestro
propósito es remecer conciencias para que entre todos
nuevamente pongamos de pie a Chañaral.
Fotografías:
Héctor Becerra y
Diego Ramírez
Revista del Camionero llegó hasta la
nortina localidad que sufrió el peor
embate climático en toda la región de
Atacama. Lo que pasó allí es difícil de
relatar en palabras; por eso, optamos
por comparar Chañaral antes del
aluvión y lo que hay ahora.