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Revista del Camionero
Entrevista
gente nueva, gente más joven jugando
y siendo parte del grupo. El problema
lo tenemos ahora, no es a largo o
mediano plazo; cualquier lesión de
jugadores clave que obligue a sacarlos
nos deja sin muchas alternativas. Y ojo,
a quienes reemplacen a los titulares
estrellas se les va a exigir mucho más,
porque la vara quedó alta. Por ejemplo,
ya tendríamos que tener un tercer o
cuarto arquero joven jugando, listo
para salir en vez de Bravo o Herrera.
Insisto, podemos llegar al Mundial de
Rusia y tener el logro histórico de estar
en tres mundiales consecutivos, pero
es una cuestión de voluntad.
¿Hay algo más?
Tenemos figuras jugando en el mundo,
pero el campeonato nacional no es
reflejo de la selección. Hay muchos
jugadores extranjeros en los clubes
chilenos, y no son de un gran nivel. Yo
soy partidario de un máximo de tres
jugadores extranjeros por equipo. No
más. Se debe formar a más jugadores
nacionales para dar continuidad y
proyectar a la selección, que es el
objetivo más importante de todos.
Insisto que me preocupa que no haya
figuras de recambio.
Crisis
Hoy el fútbol chileno aparece
sacudido y ensuciado por los escán-
dalos de corrupción que conoce
toda la opinión pública. ¿Cuál es su
visión?, ¿cómo salimos de esto?
La corrupción y los robos ponen al
fútbol ante la gran oportunidad de sacar
la basura que está bajo la alfombra.
Tenemos muchos problemas que
afectan al fútbol, pero si empezamos
a arreglar lo que ha pasado, ponemos
límites y se hace una gestión honesta,
vamos a salir adelante. Arturo Salah,
un hombre íntegro, es mi amigo, tiene
una tarea pesada como presidente de
la ANFP. Si sabe administrar el cargo
de presidente y lo ayudan, se podrá
avanzar. Vamos a ver si el sistema se
lo permite, y si los presidentes de los
clubes tienen la voluntad y la capacidad
de estar a la altura.
Usted habla de los presidentes de
los clubes…
Son los presidentes de los clubes los
que deben poner orden. Tiene que
haber una gran responsabilidad.
No podemos acostumbrar a la
sociedad a las malas prácticas
también en el fútbol.
Está el problema de la violencia en
los estadios que aleja a la gente del
fútbol.
Es el mayor mal del fútbol chileno
en estos momentos. Todos se hacen
los ciegos y mudos, y el fútbol no
es una isla en la sociedad. Aquí
hay un problema de falta de buena
educación. Entonces, si la gente
puede ver partidos de primer nivel
mundial en el living de sus casas
gracias a la televisión, prefiere
eso y no arriesgarse a ir al estadio
donde le pueden causar problemas,
le rayan el auto o pasar algo a los
niños si se atreve a llevarlos. Y,
además, el espectáculo es malo.
Pero, ¿quién le pone el cascabel
al gato?
Es que hay que aplicar la ley. Los
ingleses estaban con el problema
de los hooligans y eso se terminó.
Ahora no hay holligans. Lo que hay
que hacer en Chile es cortar de raíz
la violencia en los estadios, pero hay
que ser firmes con los violentos. Los
clubes tienen bastante plata y si se
deciden en serio a terminar con esto
pueden lograrlo. Hay tecnología para
hacerlo, para identificar a los que
causan desórdenes y sancionarlos. Es lo
mismo que si fiscalizan a un conductor
que maneja ebrio, se le detiene y se
le quita la licencia; en el fútbol es lo
mismo, prohibir la entrada a la gente
que causa disturbios. Pero lo que no
se puede seguir haciendo es llenar de
carabineros los estadios, sacándolos
de otras partes, porque el fútbol es un
espectáculo privado, con clubes que
hacen negocio con ello. Entonces tienen
que contratar personal de seguridad y
no seguirle pidiendo al Estado, que
tiene otras prioridades sociales, que
se haga cargo de la seguridad, porque
si es así la policía deja de atender la
seguridad de todos.